“Almanya” es la palabra usada en turco para definir al mismo pedazo de tierra que en castellano se denomina “Alemania”.
Un pedazo de tierra, crecimieinto económico, necesidad de mano de obra extranjera, inmigración y emigración. Hasta ahí todo normal, si no fuera porque esta película, joya cinematográfica realizada por el director Yasemin Samdereli, aparece (febrero 2011) justo cuando en Alemania se ha instalado en el debate público la cuestión sobre el éxito o el fracaso de la multuculturalismo.
Almanya – Willkommen in Deutschland (Premio Lola de plata 2011) narra de forma tragicómica y con una sensibilidad exquisita la historia Hüseyin, el emigrante número 1000001 (en el país de la burocracia una cifra puede cambiar la vida de alguien) y su familia en el periplo de acudir a la llamada del paraíso de la bundancia de la Alemania de los años 60, la del “milagro alemán”, de lo que podríamos considerar la versión turca del “Vente a Alemania, Pepe”.
Alemania: el paraíso cobra peaje de entrada
El sueño perfecto en la cabeza tarda poco en mostrar sus complejas aristas de realidad. En el aeropuerto, ninguna fiesta de recepción, más bien un funcionario de control de pasaportes que ya da señal de simpatía “prusiana” en su agradable forma de estampar documentos.
Unos metros más adelante, el hombre enchaquetado con su coche de lujo y las dos esceltas rubitas que casi se rompen el torso por la arrogancia de su paso de modelaje. Ninguno de ellos regala una mirada para los “anticuados” recién llegados a Alemania.
El señalar con el dedo el deseado producto de compra en la tienda del barrio, dependiendo toda el proceso de comunición del factor suerte en la cuestión del vendedor que toca al otro lado del mostrador.
El clima, la nostalgía de la calidez de una cultura mediterránea en la que la vida se realiza en la plaza y no entre cuatro paredes, con altos estándares de civilización. “¿Y llevan un perro a la calle con cuerda? ¡Qué gente más rara!”.
El migrante y el éxito:
Uno de los niños promete a su amigo traerle algo de la infinitamente rica Alemania cuando vuelva a Turquía. Algún día, en un viaje infinito en coche, con espacio limitado para los regalos, los presentes se tienen qur reducir en lo posible.
“Tú solamente me has traído esto” – dice el antiguo mejor amigo del niño, acusándole de perdedor y comparando con un regalo mejor que le ha realizado otro amigo emigrado. Es el símbolo del fracaso representado en los que se quedan esperando que vuelvan los emigrados cargados de regalos, pensando que el lugar de destino es poco más que una bañera de dinero.
¿Choque de culturas y guerra de religiones?
Es un fenómeno largamente observado el hecho de que el emigrante necesite redoblar sus creencias cuando va a un país extraño en el que no encuentra otro asidero existencial que los principios aprendidos en la escuela y la familia. Volverse más patriótico y sospechoso frente a la nueva cultura alemana no fue ni es algo extraño al fenómeno migratorio.
Pero la experiencia de la migración abre los ojos a lo verde de la vida y los cierra a lo gris de la teoría. Caso: la nieta, embarazada de un chico de otra cultura, de otra religión. Pánico a ser rechazada por su familia por haber engendrado un hijo fuera del matrimonio. El abuelo, Hüseyin, que intenta mantener la unidad famliar usando el pegamento de la tradición, al enterarse: aceptación.
El emigrado y experimentado Hüseyin ha visto tantas cosas en sus largas décadas “exiliado” que no puede más que querer a su nieta por el regalo recibido de la vida. Pero, una puestos a romper tradiciones “¿no podías haberlo hecho al menos con un alemán, tenía que ser con un inglés?”. Una vez acostumbrados a otra cultura, a esa nueva gente que habla, huele y se comporta raro… ¡otra cultura nueva que aprender, Dios mío!
La mujer, a la que le toca el rol subordinado que en teoría le ortorga cierta religión, termina siendo la que impone su carácter y toma las decisiones en la práctica. De nuevo una sutil crítica a la idea simplona de que islam significa de por sí atraso y al cristianismo pertenecieran el desarrollo y libertad. ¡Como si las monjas cristinanas fueran el modelo de mujer liberada!
¿Eres tú mi hijo?
El cómo poco a poco los hijos del emigrante asumen y disfrutan de la cultura del país receptor es otro tema tratado de forma muy inteligente en esta película de Yasemin Samdereli.
El choque con las aspiraciones de vuelta del abuelo, que trabajó con el secreto deseo de retornar en algún putno de un futuro lejano a la patria dejada en a juventud. La educación de unos hijos educados en otro idioma y en unos valores y nociones históricas totalmente ajenas a la generación de los padres y mucho más.
Esta relación de alienación frente a los propios hijos se muestra con lucidad en una simple conversación hogareña: los niños hablan entre sí y Hüseyin empieza a no poder discernir cada palabra del idioma “no propio” que sus hijos empiezan lentamente a hablar mucho mejor que padre.
Inmigrantes “Gastarbeiter”: ¿personas o mano de obra de usar y tirar?
Uno de los valores de la película Almanya – Willkommen in Deutschland consiste en presentar a través de la historia concreta de de una familia emigrada un análisis bastante completo de lo que era la vida de una generación de emigrantes y de la sociedad del país de acogida.
Alemania, que siempre consideró a los inmigrantes que llegaban al país por motivos laborales como “trabajadores invitados”, Gastarbeiter, se resiste a aceptar que esos “extraños” que ahora hablan raro (¡como si hace 30 años hubieran hablado un perfecto alemán!) son los que convirtieron a ese país en una potencia económica mundial, con su trabajo, sudor y salud.
Tasl vez sea Alemania quien no se integra al mantener una primitiva ley de otorgación de la nacionalidad basada en la sangre y no en el suelo de nacimiento, como se realiza en la mayoría de los países democráticos. Hecho que produce que los hijos de migrantes nazcan en su nuevo propio país siendo de entrada “extranjeros” y ayude a que ellos mismos crezcan con una sensación de rechazo por la propia sociedad que los ha traído a la vida.
Ser o tener… ¡that´s the question!
Y es que no de podía haber sintetizado mejor que en Almanya – Willkommen in Deutschland el problema al que siempre alguien tiene que enfrentarse al desarrollarse su vida: “lo más difícil en la vida no es otra cosa que decidir qué es importante y qué no lo es”- nos dice el anciano obrero convertido en filósofo gracias a la puira experiencia vital.
En relación con esto, el quedarse para siempre o volver. La siempre presente posibilidad de rechazar una comodidades adquiridas a través y volver allá donde amigos y familia esperan… ¿Aún?
Almanya – Willkommen in Deutschland: un alegato a favor de la tolerancia
En resumen, Almanya – Willkommen in Deutschland, una película imprescindible en los tiempo extraños que corren de nuevos fanatismos, de globalización irreversible y de estúpidas ideas que pretenden volver un pasado de culturas estancas que no puede existir más.
Una historia muy humana, narrada desde diferentes puntos de enfoque cronológico, generacional y geográfico. Una historia que muestra a la perfección que una imcomprensión entre dos culturas se puede solucinar a través de una sonrisa y comprensión o de la separación estanca y el choque. Las dos son factibles y está en mano de cada uno decidirse por uno u otro camino.
Muy buena realización -Premio Lola de Oro al mejor guión para las hermanas Yasemin y Nesrim Samdereli-, sensibilidad e inteligencia. Puesta en escena de grandes retos personales y colectivos que convierten a la vida al mismo tiempo en una fiesta de risas y un funeral de lágrimas.
Esperando que alguna agraciada promotora cinematográfica se anima a realizar un dificilísimo doblaje o traducción (para no traicionar la riqueza bilingüe de la original), os dejamos con el trailer de la película en e versión original: